
Después del buen partido ante Capuchinos en casa, que pudimos ganar perfectamente, todo hacía pensar que el partido de vuelta podía darnos una segunda oportunidad.
Para ser sincero, yo no lo pensaba. Cuando ves la intensidad de los entrenamientos con una media de 5-8 jugadores por sesión, lo único que puedes esperar es que no te metan "un KO" ya que ningún entrenador puede preparar partidos de esta manera. Y así fue. Cierto que teníamos bajas, algunas imprevistas de última hora como la de Juan Almagro, pero no hay excusas.

Además del acierto una vez más de Capuchinos en triples, calculo que si no fueron 20 pocos faltaron (si alguien tiene el dato exacto me gustaría saberlo), la diferencia de intensidad entre ambos equipos era indiscutible. Si ellos no nos robaban el balón, ya estábamos nosotros para dárselo. Ellos tiraban sin pensárselo y nosotros no lo pensábamos bastante para tirar. Sólo bajo aros conseguíamos hacer algo de daño.
Un mal partido, que espero que con las vacaciones se olvide y a la vuelta empecemos de nuevo como si nada hubiera pasado.
Como comentaba al principio, ese día solo parecía haber malas noticias. Además de las bajas temporales de Raja, Pablo, Almagro y no recuerdo si alguna más, durante el partido sufrimos la de Ivan, que a día de hoy no se si le permítirá estar con la selección.
Pero por si fuera poco, al finalizar el partido nos enteramos de las bajas definitivas por motivos personales de Daniel y Adrián Palacios, bajas que dejan sin duda mermado a nuestro equipo. Quizá huberia sido el momento de tener 15 fichas por equipo y dos equipos por categoría.